Hector Badillo

Retroceso de 20 años en el combate contra el hambre mundial

DESDE EUROPA

Hector Badillo*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Hector Badillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La pandemia, el cambio climático y las guerras agudizan el hambre mundial y son los principales causantes de un retroceso de al menos 20 años en la lucha contra ese flagelo, en donde al menos 258 millones de personas de 58 países sufrieron inseguridad alimentaria.

Malas noticias para la humanidad, la falta de alimentos sigue creciendo de la mano de la pobreza y la desigualdad que no se logran frenar ante la indiferencia de los organismos internacionales y de los países más ricos, a los que sigue sin importarles estos graves problemas sociales.

Los países más afectados en 2022 fueron Afganistán, Burkina Faso, Haití, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, según el último Informe Global sobre Crisis Alimentarias, financiado por la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea.

La falta de alimentos es una de las principales consecuencias del cambio climático, el cual tiene un efecto inmediato en la disminución de las cosechas de alimentos por las temperaturas extremas que azotan los cultivos y disminuyen la producción.

Esta escasez de alimentos causada por la indiferencia de los países ricos y el cambio climático, que lamentablemente gobiernos de extrema derecha niegan, sube los precios y genera un aumento gradual de la hambruna en países con menos recursos, principalmente de las regiones de África, Asia y América Latina.

Así lo confirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien explicó que este fenómeno climático afecta a millones de personas que han vuelto a padecer la hambruna y que debería de ser una alerta de urgencia para frenar esta crisis climática.

Las cifras son preocupantes. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación prevé que para el final de la década sufrirán de desnutrición unas 600 millones de personas al rededor del planeta. También informó el organismo que se espera que de 1,200 millones de personas que vivirán en pobreza extrema, al menos la mitad de esa cifra serán niñas y niños.

La lucha global en contra de la pobreza, la desigualdad y el hambre no ha sido suficiente, a pesar del visible avance tecnológico y los recursos financieros que se concentran en tan sólo uno por ciento de la población mundial.

Desde la ONU se han lanzado propuestas para frenar la desigualdad y el cambio climático, entre las que se encuentran crear una entidad financiera mundial que actúe por medio de la cooperación fiscal internacional para evitar la evasión que se presenta tanto en países pobres como en naciones ricas.

En el caso del combate al cambio climático se propuso incluir el delito internacional de ecocidio en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de La Haya, Países Bajos.

La realidad es que los derechos humanos no son la prioridad de los gobiernos que manejan los grandes capitales. Prefieren financiar guerras que muevan la economía a combatir el hambre financiando políticas que ataquen los problemas de raíz, no sólo enviar alimentos a los países más necesitados.

Y a pesar de la actualidad global, esta desigualdad y falta de oportunidades genera problemas que afectan directamente a los países ricos, como esta oleada de inmigración ilegal que sigue aumentando ante la crisis alimentaria que se vive en todo el mundo. Al final, todos estamos conectados y no podemos voltear hacia el otro lado, porque todos saldremos perjudicados.