Horacio Vives Segl

Postales decembrinas

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hago un repaso de algunos temas nacionales y de agenda bilateral, en la coyuntura de la recta final de 2022.

Empecemos con el atentado al periodista Ciro Gómez Leyva en céntricas avenidas de la cada vez más insegura Ciudad de México. Por el perfil del periodista, el caso no es asilado ni anecdótico. El atentado ocurrió unos días después de que Reporteros Sin Fronteras (RSF) emitiera su balance anual en el que concluyera que, por cuarto año consecutivo, México es el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo (por encima de Ucrania, nación en guerra); pero, además, ocurrió justo un día después de que, desde la mañanera, se hicieran desafortunadas bromas descalificándolo a él y a otros dos periodistas (Carlos Loret y Sergio Sarmiento). En un país que cierra el año con 11 periodistas asesinados, donde el ejercicio de esa profesión se encuentra amenazada no sólo por los intereses que toca, sino por el desprecio, la descalificación y el abandono, que desde el máximo poder político, se ejerce hacia ella, el hecho es terriblemente grave y alarmante.

En otro frente, la regresiva e innecesaria Reforma Electoral avanza. Pocas veces en la historia de este país se ha visto semejante desaseo, improvisación y deseos de dinamitar a toda costa las instituciones. Nos tocó presenciar no sólo el lamentable papel del bloque legislativo oficialista, sino también la rampante evidencia de los mezquinos intereses de sus aliados legislativos. Este intento de desmantelar al INE, sin el más mínimo diagnóstico técnico que sostenga ni con un alfiler el voluntarismo político de los promotores de la reforma, sin duda pondrá en riesgo, de terminar siendo aplicada, lo más elemental de la vida pública: que la ciudadanía exprese libremente sus preferencias en elecciones libres y confiables, con autoridades electorales técnicamente competentes e imparciales, en condiciones de competencia real entre fuerzas políticas diversas, para conformar los poderes Ejecutivo y legislativo federal y locales. No es menor que el Congreso y el gobierno de Estados Unidos se hayan pronunciado recientemente —de forma muy inusual— sobre el embate que desde el Gobierno mexicano se realiza contra el INE y el sistema electoral.

Y por último, ya que se menciona al país vecino, es importante destacar la celebración del bicentenario de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. La historia registra como el momento fundacional de dichas relaciones un guadalupano 12 de diciembre de 1822, en el que José Manuel Zozaya fue recibido por el presidente de Estados Unidos como representante del Gobierno mexicano; algo de mutua conveniencia para los dos países, considerando el interés de México de obtener reconocimiento internacional, a escasos meses de haber consumado su independencia y, por el otro lado, el interés estadounidense en empezar a poner límites al imperialismo europeo en nuestro continente. Lo “curioso” del asunto es que el presidente de Estados Unidos era James Monroe —sí, el de la doctrina de “América para los americanos”— y el naciente Estado mexicano era encabezado por el emperador Agustín de Iturbide. Todos sabemos los episodios difíciles que se implicarían en esa relación, en el más que atribulado siglo XIX.

Así, a lo largo de dos siglos, esas relaciones han sido complejas, hostiles, tensas, aunque también de importantes beneficios mutuos. Sigue siendo la relación bilateral más importante para México y una de las más cruciales para Estados Unidos. Ante la asimetría entre ambos países, y dado que cada uno persigue sus propios intereses, la clave está que el entendimiento y la cooperación regional beneficien y potencialicen esta crucial relación bilateral.