Javier Solórzano Zinser

Viendo el pasado con un presente al límite

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
Por:

Para López Obrador es una constante gobernar con la mira en el pasado. 

Sin embargo, desde hace tiempo viene diciendo que “el pasado” está en el “borrón y cuenta nueva”. Parece que los escenarios que ha estado enfrentando lo han llevado a reconsiderar la idea que quizá sólo formaba parte de buenas intenciones, pero de la cual no estaba convencido.

La consulta popular que está proponiendo para enjuiciar a los expresidentes es evidencia de que diga lo que diga no quiere dejar el pasado suelto.

En función de otras consultas el tema inquieta, no tanto porque los expresidentes puedan ser enjuiciados, quienes muchos asuntos deberían explicarnos, sino por la forma en la que al final se haga la consulta.

López Obrador quiere meter el tema en los tiempos electorales y ha de querer también fortalecer su presente otra vez con base en una consulta que para sus seguidores es rentable y si nos apura, hasta puede verse como un acto de venganza.

No hay día en que el Presidente no haga una referencia al pasado, el cual sigue viendo en la mayoría de los casos de manera maniquea. No se trata de salir en su defensa o reivindicación, de lo que se trata es reconocer que hay un pasado rescatable y la obsesión de querer acabar de tajo con él puede resultar rentable en el discurso ante sus furibundos seguidores. Lo que no debiera hacer es referir ese “pasado” para su gobernabilidad presente.

Ni la justicia ni los derechos son sujetos de consulta, si hay causas para enjuiciar a los expresidentes no tiene por qué colocarse el tema a consulta.

El Presidente se ha metido en farragosas discusiones que bien pudo evitar, pero parece que le es inevitable hacerlo porque quizá está en su naturaleza. No hay día en que no mande mensaje a sus adversarios en los que en muchos casos apela al terreno pantanoso de buenos y malos y el de “tengo otros datos”.

El video en que su hermano recibe dinero de David León no puede ser definido en función de que es “cooperación del pueblo”. Son muchas las interrogantes, las cuales no pueden ser contestadas como se ha hecho hasta ahora.

El Presidente podrá tener la genuina voluntad de presentarse a declarar, pero no se puede perder de vista que el tema es de suyo cuestionable, por lo que dice la ley electoral sobre el dinero para el apoyo de partidos políticos y candidaturas.

La decisión pareciera que cae en los terrenos del acto político, lo cual seguramente será festejado y apoyado por sus seguidores.

La difusión del video puede tener dos lecturas. Evidenciar al hermano del Presidente y, por ende, al propio mandatario, en un tema particularmente sensible: la corrupción y los arreglos que sistemáticamente fustiga López Obrador; para decirlo de manera beisbolera lo agarraron fuera de la base.

El otro componente de interpretación es el mensaje que le estarían enviando. “Alguien”, visto de manera individual o colectiva, le está haciendo ver que no va por la libre con el caso Lozoya y que el video, o los videos, en que aparece su hermano muestran riesgosos flancos abiertos y pueden ser también una amenaza.

Estamos en camino de que los debates necesarios terminen en peleas de callejón. Los videos ya se ubicaron en el imaginario colectivo como un elemento que agudiza la polarización.

No se ve por dónde podrían cambiar las cosas, porque a todo esto se ha colocado en la elección del 2021 como una suerte de destino, lo que nos ha metido aún más en los terrenos del máscara contra cabellera.

Sin olvidar el pasado oprobioso, pero en función de cómo están las cosas, quizá la mejor estrategia sería ver cómo salimos de las broncas en las que estamos, más que seguir gobernando con base en el tan desigual pasado.

RESQUICIOS.

La mayoría de las encuestas para las elecciones de gobernadores hacia el obsesivo 2021 ubican a Morena con posibilidades reales de triunfo. Por lo que se ve esto sería tema secundario, porque lo difícil va a ser que los morenistas se pongan de acuerdo, se ve en chino.