Leonardo Martínez Carrizales

El frente popular

LA MARGINALIA

Leonardo Martínez Carrizales*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Leonardo Martínez Carrizales
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es una organización política, social y ciudadana que adoptó el modelo de frente popular interclasista, de carácter reformista y antiderechista, bien conocido en la historia occidental de las formas políticas, especialmente las prohijadas por el antifascismo.

Del repositorio mexicano de prácticas y doctrinas políticas, este frente popular adoptó posiciones nacionalistas, soberanistas y estatales. Convendría a los opositores entender los fundamentos de esta maquinaria no sólo social, sino históricamente legitimada, cuya fuente de poder ni radica en la exposición mediática ni en su presencia en redes sociodigitales, como su delgada cultura política parece conducirlos a pensar (según declaraciones recientes en medios corporativos).

Actualmente, no hay cultura política posible en nuestro país que no tenga como referente el desciframiento de este frente popular interclasista, soberanista, nacionalista y estatal. Ni para desafiarlo, ni para adoptarlo como plataforma de gobierno. No se puede superar lo que no se comprende; no se puede continuar, ni mucho menos profundizar, la transformación del país sin pensar las claves de esta estructura organizacional.

La ventaja de la exjefa de gobierno de la CDMX estriba en que su mandato fue un epítome del modelo de gestión estatal que AMLO ha venido diseñando por un lapso no menor a un cuarto de siglo, desde los cienos de la Chontalpa tabasqueña. Un epítome modernizado en rubros como por ejemplo movilidad, innovación tecnológica y apropiación del espacio público, gracias a equipos universitarios educados sofisticadamente en gestión estatal.

¿Lo comprenden las corcholatas? A juzgar por la desmedida confianza que depositan en las redes sociodigitales, no del todo. No sé si comprendan la índole de su capital político; no sé si comprendan que la sociedad dibujada en el ciberespacio gracias a Tiktok o Instagram duplica en el predio de la cultura y los símbolos la exclusión, la discriminación, el individualismo salvaje, el imperialismo mediático que estarían llamados a revertir. La riqueza de cualquier trayectoria personal de izquierda no gozaría de la notoriedad actual sin el marco del frente popular traducido en un movimiento reformista que sólo es legítimo si repara los agravios infligidos a una franja enorme de la sociedad mexicana a partir de los años 80.

Los electores de la 4T no están ni estarán en el mediano plazo en la sociedad de las redes. Por eso, el anuncio por parte de Morena de una comisión que tiene por encargo redactar un “proyecto de nación” que profundice las claves reformistas de ese frente popular interclasista, me parece una sana llamada de atención a la cordura política.

La promesa de dicho programa coloca a los actores políticos de la izquierda ante una ruta que quita peso a las encuestas y su cauda tiktokera. Los nombres de dicha comisión indican temas de trabajo y capitales de conocimiento que no advierto en la política sociodigital de las corcholatas.

Asimismo, el anuncio promete la consulta de las bases territoriales de ese movimiento social. Esa comisión reduce el margen de maniobra de las personalidades, en beneficio de la índole comunitaria del frente popular.