Leonardo Núñez González

La contraofensiva de Ucrania

EL ESPEJO

Leonardo Núñez González*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Leonardo Núñez González
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El respaldo internacional que el gobierno de Ucrania ha logrado mantener para enfrentar la invasión rusa no ha hecho más que aumentar, pues las últimas negociaciones de Zelenski con el Grupo de los 7 (G-7) abre el camino para la tercera contraofensiva con la que tratarán de recuperar más territorio ilegalmente arrebatado por Putin. La guerra está lejos de terminar, pero el gobierno ruso probablemente enfrentará nuevos reveses que sólo se agravarán.

La señal más importante de un nuevo avance en el apoyo que Ucrania recibe de sus aliados es que, después de que Zelenski se reunió en Hiroshima con los líderes del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), el Gobierno de Joe Biden finalmente aceptó que se entreguen aviones F-16 a las fuerzas ucranianas. Con esta clase de equipos el ejército de Ucrania tendría la posibilidad de derrotar en el aire a los temibles Sukhoi SU-35, los aviones caza rusos por excelencia.

Al día de hoy Rusia no tiene control sobre el espacio aéreo de Ucrania, pero no se debe a que se le combata desde el aire, sino que los equipamientos que previamente fueron entregados a los ucranianos hacen que los aviones rusos estén en peligro de ser derribados: lo mismo por un misil Javelin disparado desde el hombro de un soldado raso, que por un misil disparado desde las sofisticadas armas de los sistemas Patriot, que han mostrado ser capaces de derribar hasta misiles supersónicos. Esto ha permitido que Ucrania resista e incluso haya podido pasar a la ofensiva en tierra contra las tropas de Moscú, pero con los aviones de la era soviética que todavía forman parte de su arsenal enfrentaban un camino cuesta arriba para retomar el control total del aire.

Los aviones prometidos tardarán varios meses en entrar en servicio, pues además de la logística necesaria para hacerlos llegar al frente de batalla, es necesario implementar un programa de capacitación para nuevos pilotos. Esto significa que los aviones aliados no formarán parte de la contraofensiva que probablemente comenzará a mostrar resultados en las siguientes semanas, pero sí delinearán cómo se verá este conflicto hacia el final del año.

Con los equipos que hasta el momento se encuentran desplegados en Ucrania, donde destacan los tanques Leopard y Abrams de Europa y Estados Unidos, respectivamente, ha comenzado una movilización que se espera que permita nuevos avances del ejército ucraniano en las próximas semanas. Al inicio del conflicto en 2022, el ejército ruso desplegó alrededor de 3,300 tanques que parecía que aplastarían a la pequeña fuerza de casi 900 tanques ucranianos. Hoy, después de más de un año de guerra, el ejército ruso ha sido diezmado hasta quedar con alrededor de 1,500 tanques, mientras que Ucrania hoy ya posee casi 1,400. En estas condiciones, es muy probable que pronto comencemos a tener noticias de nuevos triunfos ucranianos, que son fundamentales para que se mantenga el apoyo internacional. Rusia aún no está derrotada en esta guerra y el conflicto está lejos de terminar, pero Ucrania comenzará nuevamente a avanzar.