Rocha Moya y la política del Taquito de Frijol

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Flores
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“No por mucho madrugar amanece más temprano”, reza el campirano adagio. Tal vez por ello la apurada presentación de medidas para abaratar el precio de la tortilla en las 110 mil tortillerías del país por parte del secretario de agricultura Julio Berdegué no expuso dos estrategias fundamentales para ello: atender la productividad y comercialización del maíz para lo cual existe un déficit estimado de 4.4 mil millones de pesos para la actual cosecha, y reforzar la seguridad pública —para atajar la brutal extorsión del crimen organizado— en toda la cadena de producción que deriva en tortillas.

Y es que del lado oficial, la cosa no está mejor: existe un daño patrimonial por otros 5 mil millones de pesos en Segalmex, hoy a cargo de María Luisa Albores, y en el gobierno de Sinaloa, pues al comprar para acopio el año pasado un millón 750 mil toneladas de maíz blanco a 7,500 pesos la tonelada (incluyendo almacenaje y fletes) terminaron vendiéndolo a los molineros en 4,600 pesos la tonelada promedio.

Claro, Rubén Rocha Moya tiene hoy tiene que atender asuntitos más gordos.

Pero México no tiene un problema de insuficiencia de producción de maíz blanco desde 1994 gracias a una política neoliberal que en 1988 propuso Carlos Hank González al entonces presidente Carlos Salinas, es decir aplicar el mejor fertilizante: el precio, un precio de garantía fijado en 240 toneladas de entonces permitió elevar de 11 millones a 18 millones de toneladas la producción del grano en un sexenio.

El objetivo de la autosuficiencia —como se pretende en la administración— fue aplicado con éxito por los neoliberales por una simple razón de seguridad nacional.

Esa política incluso soportó el rompimiento del andamiaje de ingreso objetivo para todos los agricultores en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador —para establecer precios de garantía exclusivos para pequeños y medianos productores— y el abandono del paquete tecnológico necesario para elevar la productividad (semilla mejorada, técnicas de aprovechamiento de agua, maquinaria, seguros, soluciones antiplaga, etc.) y desviar esos recursos hacia programas asistencialistas de claro enfoque electoral.

No es “soberanía”, se llama “seguridad” alimentaria. Sin embargo este año sólo se producirán 23.4 millones de toneladas de maíz blanco, las cosecha más baja desde hace una década, debido a la sequía y a que los precios de garantía han generado una distorsión en las decisiones de cultivo de los agricultores grandes y medianos. Y dado que el precio de garantía se encuentra unos 128 dólares por debajo del precio del mercado de Chicago, el acopio gubernamental implicará un desembolso extra de unos 4,400 millones de pesos (que no tiene) para comprar cosechas a 82 mil pequeños y medianos productores.

El maíz amarillo, por su parte, es el gran ausente en la política del “Taquito de Frijol” presentado oficialmente esta semana con miras a reducir 10% el precio de la tortilla: el hecho de que haya insuficiencia de maíz de uso industrial —en buena medida por prejuicios ideológicos e ignorancia hacia soluciones tecnológicas— hará que México registre la importación históricamente más alta de ese grano con 23.8 millones de toneladas.

Y la producción del frijol, también impactada por la sequía, tendrá una cosecha de unas 800 mil toneladas y se requerirá una importación históricamente alta de 400 mil toneladas para satisfacer la demanda interna de la leguminosa. Si mejora la temporada de lluvias en 2035, seguramente aumentará la producción de frijol —y disminuirá su importación total—, pues consume menos agua que el maíz.

Y viendo la productividad con una óptica hídrica, el seguir castigando el presupuesto de Conagua como sucedió el pasado sexenio, su nuevo director, Efraín Morales, difícilmente podrá ofrecer soluciones de corto o mediano plazo para campo y ciudad.

El problema, como atinadamente define Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, no es de “soberanía” o “autosuficiencia”, el problema es de seguridad alimentaria, pues el país requiere importar 66% de granos oleaginosos.

¿Gustan un taquito?

Tadeo Nava detona implosión en Morena Morelos. El partido oficial muestra múltiples fisuras, una de ellas grande y fea en Morelos; su nombre es Raúl Tadeo Nava quien aspira a dirigir ese partido en tierras sureñas apoyándose en las estructuras del partido y del gobierno local que han sido puestas a servir intereses personales y tirando a la basura los supuestos ideales que esa organización dice defender.

Tadeo Nava tiene una sentencia por violencia política de género, lo que, de acuerdo con la normativa vigente, lo inhabilita para ocupar cargos partidistas, incluyendo el de consejero o dirigente estatal. Además de romper reglas legales, es una burla hacia las luchas feministas.

Eso es lo malo; lo feo es que es secreto a voces que Nava recibe apoyo y promoción de personajes del gobierno estatal, que además del eventual uso de recursos públicos también implica una intromisión arbitraria contra la autonomía de partido que se asume “diferente”.

Y se permita el apoyo a alguien pernicioso para Morena sin importar el costo en la unidad, con rupturas insalvables, ni la militancia y los votantes que creyeron en “el cambio verdadero”.

Santiago pide explicaciones. El actual director del Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, Santiago Nieto, nos aseguran, se puso firme en conocer las razones por las cuales durante un año completo la directora de marcas divisional de la institución, Mayra Elena Ramos, no autorizó ningún caso de marcas de famosas notorias —especialmente mexicanas— cuando la legislación es clara como el agua al respecto. Tome nota.