Mónica Garza

La Generosidad en México

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Hace unos días, visité de nueva cuenta la llamada “Casa de día”, de la Fundación Pro Niños de la Calle. A este lugar llegan muchos jóvenes, una vez que deciden dejar las calles, rehabilitarse y buscar una vida mejor. 

Las paredes del lugar están tapizadas de fotografías de quien hoy es un ingeniero, una enfermera, un veterinario, un comerciante o una maestra, que un día salieron de una alcantarilla.

La vida de muchos de ellos hoy es un milagro que no hubiera sido posible de no haber caído en manos de la organización que consiguió rescatar su destino.

Y así hay miles de historias en cientos de organizaciones que existen en nuestro país.

México es muy generoso, sabemos unirnos para extender la mano y ayudar cuando se necesita, y más ahora que las organizaciones de la sociedad civil pasan uno de sus momentos más complicados, luego de la pandemia por Covid-19 y con el retiro del 70% del apoyo que solía dar el gobierno a estas instituciones, hasta antes del 2018.

Pero ¿Qué tanta confianza tenemos los mexicanos en las instituciones filantrópicas? ¿Sabemos cuántas hay? ¿Dónde están? ¿A quién ayudan? ¿Cómo trabajan? ¿Quién las apoya?…

Aún estando en el lugar 73 de 114 naciones que aparecen en la lista de CAF World Giving Index 2021 —lo que nos convierte en un país muy generoso— la realidad es que conocemos poco de lo mucho que se hace en el sector de la filantropía en México.

¿Qué donamos más?, ¿dinero? ¿ropa? ¿tiempo?… ¿A quién se lo damos?, ¿a los niños, a los adultos mayores, a instituciones de salud, de derechos humanos?, ¿lo hacemos a través de instituciones o de forma directa con el que lo necesita?

Tuve oportunidad de participar en la presentación de un diagnóstico, no sólo útil sino muy revelador sobre la filantropía en México.

Generosidad en México III, Fuentes, cauces y destinos, es una investigación coordinada por Jacqueline Butcher, directora del Centro de Investigación y estudios sobre Sociedad Civil, CIESC A.C. en coordinación con otras organizaciones y fuentes oficiales.

El material logra dimensionar el poder de la sociedad civil organizada, pero también hace contrastantes revelaciones.

Centro de acopio instalado en Zócalo de la CDMX para recaudar insumos para los afectados por la erupción del volcán Coloso, en Guatemala.
Centro de acopio instalado en Zócalo de la CDMX para recaudar insumos para los afectados por la erupción del volcán Coloso, en Guatemala.Foto: Cuartoscuro

Es significativo saber que el mexicano gasta una gran parte de su tiempo en acciones altruistas. 39% de los 69.74 millones de personas que realizaron acciones voluntarias en 2021, lo hicieron entre 1 y siete veces a la semana.

Se dedican mil 668 horas en acciones en favor del cuidado de personas enfermas o en fragilidad; 1, 285 horas en aseo o arreglos a escuelas, 965 horas al apoyo a causas del medio ambiente u 805 horas en el cuidado de los niños, solo por mencionar algunas.

En el 2021 los mexicanos donamos 29 mil 89 millones de pesos, de los cuales poco se fue a alguna organización, quizá por falta de conocimiento o confianza, pero el resultado de la última medición es demoledor.

Solamente el 1% de los que donan algo, lo hacen a través de instituciones, prefieren hacerlo de manera directa al beneficiado, como lo hizo el 71% de los donantes en 2021.

Aun cuando las organizaciones civiles ofrecen algo que muchas veces los programas de gobierno No ofrecen con el mismo rigor: TRANSPARENCIA.

La entrega-recepción de donativos en México a instituciones filantrópicas está rigurosamente fiscalizado por el SAT, al menos así es en las formalmente estructuradas y todas ellas deben entregar periódicamente una ruta crítica del dinero que reciben.

En contraste, no tenemos acceso con tanta facilidad a dicha ruta crítica en el caso de muchos programas sociales de Gobierno federal o estatales, en caso de necesitar consultarlo.

Las encuestas contenidas en este estudio arrojan que la donación a través de internet es la más baja que se registra, aun cuando vivimos en un mundo hiperconectado, la filantropía no ha conseguido conectarse por ahí.

Y es una pena, porque vivimos en un país con muchas necesidades y las organizaciones civiles representan en muchos casos la única esperanza de esos nichos.

No es lo mismo ayudar a niños con cáncer o con cardiopatías congénitas, que a mujeres privadas de la libertad o en situación de violencia, que defender los derechos de la comunidad LGBT o luchar contra el maltrato animal.

México sí tiene una cultura de la generosidad, pero está poco organizada la promoción de sus alcances. Hay que hacer que el altruismo sea un contenido informativo.

Hablar de casi 30 mil millones de pesos donados por los mexicanos no es poco dinero y pocos estamos hablando de ello, y de la fuerza organizativa que puede tener la sociedad civil, que estratégicamente encausada puede generar los cambios que este país necesita y acompañar así su mejor gobernanza.