Mónica Garza

Como si hubieran vuelto a matar a Javier…

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hace una semana, desde un Tribunal de California en los Estados Unidos, el juez Dana Sabraw determinó la liberación de Dámaso López Serrano, el Mini Lic, señalado por cargos relacionados con el narcotráfico. 

“Ha hecho grandes avances desde los daños que cometió como miembro del Cártel de Sinaloa” dijo el juez… “El acusado ha hecho un tremendo trabajo para aliviar el daño que ha hecho”… aseguró.

El Mini Lic fue sentenciado a 72 meses de prisión por delitos de conspiración para la distribución de droga, mismos que ya cumplió pues se entregó en julio de 2017 y se declaró culpable.

Pero en México López Serrano tiene todavía una deuda pendiente, al ser también señalado como el presunto autor intelectual del homicidio del periodista Javier Valdez Cárdenas, fundador del semanario Ríodoce, asesinado el 15 de mayo del 2017 en Culiacán, Sinaloa.

Heriberto Picos Barraza, El Koala (condenado a 14 años ocho meses de prisión, en febrero de 2020) y Juan Francisco Picos Barrueto, El Quillo (condenado a 32 años de cárcel, en junio de 2021) quedaron identificados como los autores materiales.

Durante el juicio, un testigo aseguró que El Quillo habría revelado que una nota de Javier Valdez había molestado a los Dámaso, en especial al Mini Lic, a quien el periodista describió como un “pistolero de utilería” con menos liderazgo que su padre.

Días después mataron a Valdez y “Los Dámaso” siempre negaron su responsabilidad en el crimen.

Amigos y familiares honran a Javier Valdez, en el busto que le colocaron en Culiacán, Sinaloa.
Amigos y familiares honran a Javier Valdez, en el busto que le colocaron en Culiacán, Sinaloa.Foto: Cuartoscuro

Hoy, la colaboración del llamado Mini Lic con las autoridades estadounidenses y el millón de dólares que acordó entregar en efectivo, le valieron su libertad; mientras que Griselda Triana, comunicadora, defensora de derechos humanos y viuda de Javier Valdez, es hoy una de las 21 mujeres periodistas que en México vive en situación de desplazamiento forzado, a consecuencia del asesinato de su marido y las amenazas que recibió posterior a ello.

En las últimas dos semanas casualmente coincidí con ella en dos ocasiones. La primera durante la presentación de “Dejar Todo”, Diagnóstico sobre mujeres periodistas en situación de desplazamiento forzado interno, elaborado por la Organización CIMAC (Comunicación e información de la Mujer), donde Griselda fue uno de los principales testimonios.

Y la segunda, días después de darse a conocer la liberación de Dámaso López Serrano, a quien ella sí identifica como el asesino de su marido, de su vida y la de sus hijos, quienes desde hace 5 años sobreviven a una tragedia de la que apenas parecían comenzar a levantarse.

Al conocer la noticia, la comunicadora se encerró en la habitación de la casa donde vive desplazada, donde lloró por horas, de indignación, de rabia. “Sentí como si hubieran vuelto a matar a Javier, como si lo hubieran asesinado nuevamente”, me dijo.

“También matan en nosotros la esperanza de ver a ese sujeto siendo extraditado a México y llevado ante los tribunales para que rinda cuentas…”

Y es que para que el Mini Lic regrese a México, el gobierno de Estados Unidos tendría que colaborar con la justicia mexicana y entregarlo a la Fiscalía General de la República, para juzgarlo también por el crimen de Javier Valdez. Difícilmente sucederá.

Organizaciones como Propuesta Cívica, Reporteros Sin Fronteras y Artículo 19 han reprobado la liberación y protección de Dámaso López y exigen al gobierno de México presionar para su extradición.

“Si a veces sientes que en este país las víctimas no importamos, pues en Estados Unidos menos les vamos a importar”, me dijo Griselda desolada, sentada en un sillón que sostenía toda su frustración y todas sus preguntas:

“Se dice que recibió sentencia por uno de varios delitos por los cuales está imputado allá, pero ¿eso le permite la libertad condicional?, ¿por cuánto tiempo?, ¿bajo qué condiciones?, ¿por qué tipo de delito fue que se le decretó la libertad?; ¿va a ser en prisión domiciliaria?, ¿va a traer un brazalete? o ¿cómo el gobierno de Estados Unidos va a vigilar que este tipo no huya?…”

“Yo no quiero escuchar que el asesinato de Javier Valdez nunca se va a esclarecer… Tenemos que exigir la extradición del Mini Lic, porque no olvidamos que Javier fue asesinado por su actividad periodística. No fue otra la razón…” me insistió Griselda, en esa oficina donde nos sentamos a platicar, rodeadas de personas que todo el día trabajan en favor de la justicia y los derechos humanos, pero en un país donde eso no es una prioridad…