El asalto a la democracia

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Se acerca la fecha de una de las elecciones más bizarras de nuestro continente, la de la Venezuela de Nicolás Maduro. Como nos tiene acostumbrados, el presidente-dictador de Venezuela ha hecho del proceso electoral una farsa y un verdadero cochinero.

Desde el secuestro en el que se encuentra el Poder Judicial, Maduro ha hecho y deshecho a su antojo inhabilitando contrincantes, cambiando las boletas y las leyes y encarcelando y persiguiendo opositores. A pesar de la presión internacional y de los fallidos acuerdos con EU, Maduro sacó de la contienda a María Corina Machado, candidata opositora. Después ha puesto trabas a la oposición, misma que no pudo nombrar a otro candidato de su partido, Edmundo González, sino hasta hace un mes, teniendo una franca desventaja considerando el poco tiempo de campaña por delante.

Sin embargo, la intención de voto favorece ampliamente al partido de Machado y los movimientos ciudadanos en apoyo a la oposición van en aumento. Los jóvenes se han metido a la contienda y se están organizando para movilizar el voto y “enseñar a votar” a los ciudadanos ante boletas confusas y una pérdida de la cultura de la democracia tras décadas de juego sucio del partido oficialista. Maduro ha reaccionado ante esto con su típica furia de gorila: reprimiendo y buscando causar miedo a la población. Incluso ha cerrado restaurantes y puestos callejeros que osaron atender a Corina Machado.

Sin embargo, algo se percibe en el ambiente ya que incluso a nivel internacional los presidentes de Colombia y Brasil se han coordinado para hacerle llegar una propuesta de “Pacto por la paz” a Maduro, en referencia a los comicios de julio. Petro y Lula buscan mandarle el mensaje de que tiene que respetar los resultados de las elecciones si es que quiere tener su apoyo en un futuro. Esto implica ser un buen ganador, permitiendo la competencia y dejando de perseguir a los opositores, pero también prepararse para ser un buen perdedor y permitir la tan temida alternancia. En este segundo escenario, el apoyo de países como Colombia, Brasil, Chile y México sería vital para Maduro, ya que se podría negociar un cambio sin represalias para él y su círculo de allegados.

Este movimiento gestado por Petro nos dice mucho de la situación a todas luces insostenible en Venezuela. Sin embargo, Maduro ya antes ha hecho gala de su necedad y ceguera. No sería raro que rechazara firmar el pacto con la oposición y decida jugarse el todo por el todo saltando al vacío sin red de seguridad.

Mientras tanto, la movilización de la oposición sigue apostando por el boca a boca, sin herramientas y contra todo el sistema, para llegar a una elección en la que el piso no es parejo y que tendrá que pelear voto a voto.