Montserrat Salomón

La democracia en crisis

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En EU el clima electoral está encendido de cara a la sucesión presidencial. Con periodos tan cortos, cada presidente tiene 4 años con la posibilidad de reelegirse una vez, y considerando que la selección de candidatos viene precedida de elecciones dentro de los partidos entre múltiples precandidatos, el calendario electoral domina la narrativa política casi todo el tiempo.

Este fenómeno hace que gran parte de la actuación de presidentes, gobernadores y legisladores esté dominada por la agenda político-electoral de los partidos, dejando de lado el trabajo para el que fueron electos.

En este escenario, los grandes temas que dividen a la población se vuelven las banderas electorales. Con un cinismo sin par, los partidos ignoran las graves consecuencias de la polarización que vive la sociedad estadounidense y que ya la ha llevado a la violencia e insisten en este tipo de narrativa destructiva. Los derechos de las mujeres, el racismo, la migración, el cambio demográfico y el calentamiento global son ejemplos de temas que se retoman en cada campaña con el propósito de dividir y cosechar votos.

En últimas fechas, el partido demócrata ha optado por una postura progresista pro derechos de las minorías. Este discurso, si bien conecta con las nuevas generaciones, se ha visto opacado por la virulencia del discurso republicano que ha demostrado ser más efectivo a la hora de movilizar a su base electoral. En especial, los líderes de los Estados fronterizos han levantado la mano para erigirse como candidatos a manipular el miedo y fomentar el odio racial en busca de conservar el poder.

Bajo la bandera de un peculiar patriotismo, los hombres fuertes del partido han iniciado una ofensiva contra los migrantes y las poblaciones latinas. Así, casos como el actual juicio contra George Allan Kelly, un ranchero de Arizona acusado de asesinato por disparar en reiteradas ocasiones contra un migrante desarmado que cruzaba por su propiedad, prometen ser un jugoso botín electoral.

Los grupos de ultraderecha ya se han apropiado del caso y el apoyo a Kelly fluye por las redes fomentando discursos de odio. La ambición por el poder hace que los políticos no vean el gran peligro que representa fomentar este tipo de mentalidad vaquera en la que uno puede tomar la justicia en sus propias manos y salir a disparar e imponer por la fuerza su punto de vista. Ya se vio en el asalto al Capitolio y se repite todas las semanas con tiroteos injustificables a lo largo y ancho del país. Por otro lado, los demócratas tampoco parecen trabajar en una solución seria y no politizada al problema de la migración.

La democracia permite muchas libertades, pero cuando se pierde la brújula ésa puede llegar a fomentar su propio fin.