Pedro Sánchez Rodríguez

El camachista (l)

CARTAS POLÍTICAS

Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mucho ha cambiado México desde que Manuel Camacho Solís publicó “Los nudos históricos del sistema político mexicano” en 1977. En aquel entonces, Camacho señaló que el Presidente tenía poderes constitucionales, pero también era el jefe de la clase política, vértice de la transmisión de poder y tenía el dominio sobre el proceso de distribución de los recursos públicos. El presidente podía “premiar, castigar y perdonar en grados que están por encima de la razón y por abajo de la dignidad”. 

 Este es el poder codiciado con el que cientos de políticos sueñan y el que sólo unos pocos han detentado. Decenas de políticos célebres lo han perseguido sin lograrlo, entre ellos el propio Manuel Camacho. 30 años después, Marcelo Ebrard se enfrenta a una durísima batalla por la candidatura presidencial de Morena y lleva en su mente las lecciones de su maestro Manuel Camacho. 

Camacho era uno de los políticos más prominentes del PRI de los ochenta y los noventa y funcionario de esos gobiernos neoliberales que hoy tanto se critican. Estudió Economía en la UNAM en donde se amigó con Carlos Salinas y luego una maestría en Princeton. Ocupó puestos públicos durante los sexenios de Echeverría y de De la Madrid, fue coordinador de campaña de Salinas en las elecciones de 1988 y mediador con la oposición para defender la victoria del candidato del PRI luego de la famosa “caída del sistema”. Con Salinas en la Presidencia fue nombrado regente del Departamento del DF e intentó contender en 1993 por la Presidencia.

Sin embargo, en noviembre de 1993 Camacho se enteró que el candidato presidencial del PRI sería Luis Donaldo Colosio y no él. No asistió a “la cargada” para felicitar al nuevo candidato, lo que fue considerado una afrenta a las reglas no escritas del PRI e inició una tensión inusitada dentro del partido. Salinas lo removió como Jefe del DF y lo nombró secretario de Relaciones Exteriores. La decisión no sólo era para alejarlo de la política interna inmediata y eludir que tuviera mano en la operación electoral en el otrora Distrito Federal, sino para evitar que fuera candidato por otro partido. 

El 1 de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), tomó varias cabeceras municipales y le declaró la guerra al gobierno mexicano. Camacho levantó la mano y Salinas le confió, por sus habilidades como negociador y su papel como mediador en la elección de 1988, pero también porque conocía bien Chiapas y era yerno del gobernador Manuel Velasco Suárez, el cargo honorario de comisionado para la Paz. Salinas lo revivió políticamente y Camacho obtuvo un papel protagónico por su éxito en lidiar con el conflicto con el EZLN, pero también porque su relevante cargo sin sueldo hacía pensar que el PRI tenía  dos candidatos: uno en campaña y otro en Chiapas. 

Si bien hoy Colosio es el mártir que intentaba llevar a México al camino de la democracia, lo cierto es que en esos tiempos era el candidato que más le acomodaba al PRI y representaba la continuidad. Camacho, a pesar de ir en contra de las viejas prácticas autoritarias del partido hegemónico no se descartaba como candidato y Salinas no lo controlaba. Esta situación elevó el inconformismo de Colosio con el presidente y una parte del partido, por lo que elevó su crítica al régimen en sus discursos. En marzo, Camacho finalmente terminó declarando que no buscaría una candidatura presidencial, Colosio le agradeció el gesto antes de su asesinato el 23 de marzo de 1994. 

El magnicidio dinamitó la carrera política de Camacho, quien luego de fundar el Partido Centro Democrático y obtener 1% de la votación para ser Presidente, ser asesor de Ebrard en el Distrito Federal y congresista por el PRD, murió de cáncer en 2015. 

Manuel Camacho fue profesor de Marcelo Ebrard en el Colmex cuando estudiaba Relaciones Internacionales. Ebrard, trabajó con él en la campaña presidencial de De la Madrid, en la Subsecretaría de Desarrollo Regional, en el Departamento del DF, en la Cancillería, en Chiapas, en el PCD y en el PRD. Fue parte de esta batalla por el poder dentro del PRI y aprendió de la ambigüedad de Camacho aunque vio la llegada de la democracia sin la banda presidencial. Dice el canciller que el mejor consejo que recibió de Camacho fue: “Nunca traiciones eso en lo que tú crees”. ¿En qué cree o no cree Marcelo Ebrard? Continuará…