Rafael Solano

Construye tu por qué

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano
Rafael Solano
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Había llanto y recuerdos; en aquel homenaje póstumo dedicado a un destacado académico de la máxima casa de estudios. Colegas de todas partes del orbe -algunos en vivo, otros por videoconferencia- lo recordaban con cariño y contaban anécdotas, frente a su familia, quienes, sentados en un aula magna, escuchaban atentos, en la primera fila, acogidos por la distancia que obliga la pandemia, pero con el calor emotivo de los oradores. En las palabras de sus compañeros se expresaba totalmente alineado, un PORQUÉ de su actividad y aporte a México.

Eso me dejó pensando que en esta columna hemos abordado el oficio de los políticos y cómo funciona cuándo un ciudadano “común” se convierte en uno, las formas en que se involucra y sus ambiciones naturales. Aquel emotivo homenaje me recuerda la parte más importante, los PORQUÉS de las personas. Quizá lo hemos abordado en términos de vocación política, pero nos quedamos cortos, al enunciar el concepto, así, sin más.

En palabras de Simon Sinek, para poder tener un mensaje potente, un político debe tener claridad del POR QUÉ hace lo que hace, porque eso genera equilibrio; cuando el POR QUÉ se ausenta de ese actuar, entonces se produce el desequilibrio. Por ejemplo, en una campaña electoral: si el político no es capaz de exponer su PORQUÉ más allá del famoso y reutilizado “espíritu de servicio” o del slogan, probablemente gane, pero su victoria se irá difuminando al paso de la elección, ya que no habrá desarrollado su liderazgo y en realidad no habrá motivado a nadie, por lo que poco a poco irá perdiendo el seguimiento voluntario de la gente.

Una vez identificado ese POR QUÉ, entonces el político debe definir ¿CÓMO hará las cosas?, es decir, CÓMO hará realidad esa causa, cuál será su sistema, su proceso, su cultura, y lo más importante, la disciplina para llevarla a cabo, con una idea clara de cómo actuar en cada situación. Aquí hablamos de valores con locuciones verbalizadas operativamente, por ejemplo: no es “integridad”, es “hacer siempre lo correcto”, no es “innovación”, es “considerar el problema desde otra perspectiva”. Estas son el ejemplo de las medidas para hacer realidad el POR QUÉ.

Por último, los QUÉ, son el resultado, de todo lo que se dice y hace: las políticas, los aliados, la cultura, el equipo. Si el político logra alinear coherentemente, el POR QUÉ, el CÓMO y el QUÉ, entonces la gente verá y oirá, sin duda, cuáles son sus creencias. La forma de dar a conocer al pueblo las creencias del político es a través de las cosas que dicen y hacen, es entonces que se produce la autenticidad.

Pero esa autenticidad, no se da por adecuación al público, tampoco por calculo o advertencia, no se da por actuación de “más autenticidad”. Se da cuando se tiene una idea clara del PORQUÉ, de lo contrario esa exploración, se vuelve inútil.

En este sentido la mera preparación del político, o una buena propaganda no son suficientes, sin embargo, cuando el por qué surge y se alinea virtuosamente, entonces las palabras del político, se convierten en convicción, y por ende en autenticidad, lo que hace que el político irradie pasión, y esa pasión, genere confianza, que finalmente se convierte en la fidelidad que hace a los seguidores movilizarse de manera profunda y duradera. Así que ya sabes, quizá es momento de sentarte unos minutos a reflexionar seriamente y comenzar a construir tu POR QUÉ.