Monitoreo ciudadano

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Salvador Guerrero Chiprés
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Ninguna política pública puede acercarse al éxito de transformar positivamente vidas y cotidianeidad comunitaria si carece de participación ciudadana. La seguridad es más concentradamente una oportunidad política para el bienestar nacional si se actúa con la población denunciante, colaborativa y crítica.

En la capital nacional existe una experiencia acumulada ciertamente irrepetible en un territorio orográfica y heterogéneamente desafiante. Sin embargo, los principios de acompañamiento ciudadano y miradas críticas no tan disruptivas para un Estado nacional, como lo fueron las exploraciones semi espías y abrumadoramente virales del entonces joven Julian Assange respecto de su gobierno, pueden ayudar enormemente.

A cinco años de la sugerencia de la entonces Jefa de Gobierno y hoy Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, de constituir a través del Consejo Ciudadano una propuesta de monitoreo desde lo ciudadano, se generaron dos resultados centrales: primero, disminución en 72 por ciento de las quejas contra corrupción, maltrato, violencia extorsiva, abusos o evasión de servicio provenientes de servidores públicos en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Fiscalía General de Justicia o el Tribunal Superior de Justicia, y segundo, muy relevante en contraste con cualquier experiencia internacional, la recuperación en casi seis puntos porcentuales de la percepción positiva respecto de las policías.

Otros elementos por supuesto determinan o contribuyen a la mejora en la consideración del trabajo policial, de los MP y jueces. Están, entre otros, la dignificación salarial, la capacitación y la promoción del espíritu de cuerpo, facilitado por apropiados liderazgos y aptitud para el trabajo de equipo.

Desde julio de 2019, en la Ciudad de México se desarrolla un modelo único en el mundo, impulsado por la definición aperturista y asertiva de Sheinbaum, constituido por el Consejo Ciudadano de la capital nacional y apoyado por Martí Batres, hasta la fecha. Cuando la ahora Presidenta electa presentó las Comisiones Ciudadanas contra la Corrupción Policial y la Violencia a las Mujeres Policías destacó uno de sus objetivos: sacar de la clandestinidad las prácticas de corrupción para enfrentarlas.

Una mirada activa y detallada desde lo ciudadano aporta a toda política pública. Este modelo ha permitido atender más de 4 mil reportes de ciudadanos y policías, y detonado medidas disciplinarias, administrativas e incluso penales.

Con la mandataria local electa, Clara Brugada, hay expectativa de profundizar esa coordinación singular. Hay probabilidad de mejores resultados a los entregados por Andrés Manuel López Obrador en seguridad, en una administración que interrumpió la continuación del desastre. La combinación ideal de sistemático seguimiento de Sheinbaum, y creatividad institucional con apoyo ciudadano impulsable en la CDMX y en todas las entidades, existe para y con la ciudadanía.