Valeria López Vela

Trump: distorsionar, destruir y crear dudas

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hoy se publica el informe completo de la investigación del asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021. Una comisión bipartidista ha concluido que: “El acontecimiento no hubiera tenido lugar sin la intervención de Trump”.

La conclusión no es sorpresiva, pues en el primer informe de la comisión, publicado el 14 de junio pasado, Liz Cheney, vicepresidenta del Comité, dijo que Trump: “Le mintió al pueblo estadounidense, ignoró todas las pruebas que refutaban sus falsas denuncias de fraude, presionó a los funcionarios estatales y federales para que anularan los resultados de las elecciones que favorecían a su contrincante, alentó a una turba violenta a atacar el Capitolio e incluso señaló su apoyo a la ejecución de su propio vicepresidente”.

De esta forma, detalló el plan de siete pasos liderado por Donald Trump para desacreditar los resultados electorales y robar la victoria al presidente Biden. Trump utilizó la retórica populista que articula mentiras, idealización del pueblo y, finalmente, incitación a la violencia para debilitar las estructuras de la democracia.

Cheney continuó: “Van a escuchar sobre complots para cometer conspiración sediciosa el 6 de enero, un delito definido en nuestras leyes como conspirar para derrocar, destituir o destruir por la fuerza el Gobierno de Estados Unidos u oponerse por la fuerza a la autoridad del mismo”.

En ese momento, la pregunta que nos hacíamos era si esos elementos serían suficientes para constituir algún delito. Hoy, sabemos que pueden tipificarse cuatro: obstrucción de un procedimiento oficial, conspiración para defraudar a Estados Unidos, conspiración para hacer una declaración falsa e incitar, asistir o ayudar a una insurrección.

Y aunque los resultados de la comisión no son vinculantes, sí dejan una marca importante para la historia presidencial de Estados Unidos, de sus instituciones y de la democracia.

Donald Trump hoy puede ser definido como un populista autócrata, pues ha actuado como un conspirador en contra de la democracia, traidor a la Constitución, incitador a la violencia, golpista de Estado. Así, no sorprende que la propia Cheney haya declarado que: “Ningún hombre que se comporte de esa manera en ese momento puede volver a ocupar un puesto de autoridad en nuestra nación”. Por su parte, Carlos Curbelo, congresista republicano de Florida, sentenció: “No creo que nada pueda salvar a Donald Trump. Está decididamente en el camino de la irrelevancia”. Más allá de las penas judiciales, ésta sería la mayor derrota para el narcisismo de Donald Trump.

El Departamento de Justicia, por su parte, continúa haciendo investigaciones conforme a sus atribuciones; además, cuenta con los insumos y el peso mediático de los resultados del informe de la comisión. A partir de ellos, parece inminente que Trump tendrá que responder judicialmente por sus tropelías.