Sobre la autodestrucción: Baby reindeer

LA VIDA DE LAS EMOCIONES 

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Richard Gadd escribió y protagonizó una de las series más interesantes de los últimos tiempos (Baby Reindeer, Netflix), basada en experiencias personales. Es un raro producto que se destaca entre toda la melcocha sobre historias de amor, de superación y sobrevivencia, que son todas calcas unas de las otras, aunque sean españolas, mexicanas o coreanas.

Baby Reindeer cuenta una historia sobre abuso sexual y acoso desde una perspectiva desesperante: no podemos entender por qué Donny no logra defenderse de Martha, una mujer con antecedentes penales que se obsesiona sólo porque le ofrece un té, cuando llega, fracasada, al bar donde él trabaja. La situación se deteriora rápidamente: Martha aparece todos los días en el bar, se instala ahí, habla sin parar, se inventa una vida en la que es una abogada famosa y despierta en él algo que se parece a la compasión pero también, de eso nos enteramos después, se siente halagado de que alguien esté obsesionado con él, un nadie. Cuando Donny logra rechazar a Martha, ella sube el tono de las agresiones, le manda mails en los que lo insulta, lo alaba, lo amenaza, lo quiere seducir, todos escritos por alguien que no está bien mentalmente.

Muy tibiamente, Donny decide denunciar a Martha cuando descubre que ha sido procesada en el pasado por haber acosado a varias personas y cuando la violencia escala, pero resulta que también en el Reino Unido hacen faltan pruebas contundentes y casi imposibles de conseguir para que una denuncia sobre abuso proceda. La serie es también una crítica al sistema legal que deja solas a las víctimas que a veces desisten porque no se les toma en serio a menos que haya amenazas de muerte involucradas. La ambigüedad de Donny nos lleva a preguntarnos, junto con él, qué le habrá ocurrido a Martha que vive de ese modo, que no tiene trabajo, que tiene una casa llena de basura y caos, y que dedica todo su tiempo a intentar apoderarse de una persona porque la trató bien.

Sabemos que Donny quiere ser comediante, que hace stand up con muy poco éxito, porque es raro y porque hace bromas sobre las que la gente no sabe si debería reírse o no. También sabemos que busca citas en una página de mujeres trans en la que conoce a Teri, la única mujer de la que se siente enamorado por primera vez en mucho tiempo. Después sabemos que hace años, Donny fue abusado por un guionista de televisión con cierto prestigio, que se dedica a seducirlo y que lo droga y viola en repetidas ocasiones en su casa de Londres. La promesa de hacerlo famoso atrapa a Donny en una relación de abuso que es incapaz de denunciar. Se siente culpable y cómplice del abusador. Como parte del trauma que deja el abuso, pierde su identidad y comienza a tener problemas con su sexualidad, como una especie de adaptación a la violencia sufrida. Donny está roto y se describe como “una herida abierta que atrae a toda clase de maltratadores”. El impacto del abuso es el tema central de la serie. La pérdida de la ilusión, de la fe en sí mismo, la compulsión a la repetición del maltrato.

Donny jamás denuncia a su abusador pero tiene una crisis en uno de sus shows, en el que cuenta su historia, alguien lo graba, se vuelve viral y durante un par de días se siente feliz: por fin es exitoso, la gente quiere conocerlo, está conmovida por su historia, empatiza con él, entienden por fin su sentido del humor, hasta que lo echa a perder, porque se confiesa incapaz de ser feliz. Extraña a su acosadora, que termina en la cárcel, visita a su abusador como si nada hubiera pasado y pierde la posibilidad de darle la vuelta a su vida. Donny se identifica con Martha: también está perdido, sin trabajo, sin rumbo y sería capaz de obsesionarse con alguien tal y como Martha se obsesionó con él.

Baby Reindeer nos recuerda que cualquier persona puede sufrir abuso, autodestruirse como consecuencia, sentir compasión y hasta afecto por alguien que te destruye, porque así de incomprensible y extraño puede ser un vínculo. Porque la autodestrucción o pulsión de muerte, puede ser el resultado de haber sido abusado y destruido por alguien más.

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