Valeria Villa

El cambio como objeto del deseo (II)*

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa
Valeria Villa
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Es muy revelador de una época, de una cultura o de un individuo, las fantasías de cambio y cómo pensamos sobre el cambio, que está cambiando todo el tiempo: Teorías de la evolución, teorías del trauma, historias, ideologías políticas, creencias religiosas, preguntas filosóficas, el arte y la ciencia. La mezcla de lo anterior en el psicoanálisis y otras terapias. Existe una idea dramática del cambio para mejorar por conversión (de corte religioso) y el cambio menos dramático, visualizado por el psicoanálisis y otros tipos de terapia contemporáneas. La conversión fue históricamente el paradigma del cambio y hoy describe algo pernicioso y perturbador. Algunas corrientes psicoanalíticas piensan en el análisis no como un fin en sí mismo sino como un camino para el cambio. Para mí sería imposible no desear que el paciente viva mejor. Me parece legítimo el deseo de que la persona se mantenga en movimiento, porque el enemigo del placer y de la vida es atorarse en la adicción, la fijación, lo estático, la inercia, el deseo de atacar los propios anhelos, aunque una transformación total, perfecta, impecable, es imposible y está bien poder lidiar con esta idea. Es común sentir que algo dentro necesita curarse, por ejemplo evitando tener experiencias. Si no hay riesgo, tampoco sufrimiento, o quedar fijado en la búsqueda de los placeres, que suele derivar en insatisfacción crónica, en hambre infinita. Buscar la verdad del inconsciente es un camino que propone el psicoanálisis.

Hablar de cambio es hablar de normas preferidas, los estándares con los que vivimos, lo que preferimos pensar como normal, así que no existen terapias no normativas, que no quieran decirnos cómo vivir y quiénes ser y qué cambios deberíamos preferir. Podemos pensar sobre nuestras vidas como mitos de progreso, en los que mejoramos hasta alcanzar nuestro potencial. O mitos de retroceso, caídas, duelo y pérdida. Contamos una historia sobre nuestra vida, intentando darle un sentido. No es que nuestras vidas estén determinadas por estas descripciones, pero tienen un efecto, aunque sea enigmático y difícil de discernir. 

Phillips agrega que hay un dilema en la forma que se construye la identidad, como si tuviéramos que elegir entre la locura y la salud, entre lo aceptable y lo inaceptable, entre la pureza y lo distorsionado. El yo siempre tiene que lidiar con versiones conflictivas de sí mismo, tiene que mediar entre sus contradicciones, para no sentirse dividido. El trauma es la palabra contemporánea para describir las experiencias malignas de conversión: experiencias que cambiaron nuestra vida para mal y que amenazan nuestra capacidad de transformación. Cambiar se trata de lo que hacemos con los determinismos: los dioses, la biología, los instintos, la historia, la economía, la genética, la raza, el idioma, la sexualidad, nuestra infancia. Estoy de acuerdo con Phillips en la importancia de pensar sobre todo lo que influye en el libre albedrío y hasta qué punto podemos elegir cómo transformarnos.

*Phillips, Adam, On wanting to change, Penguin, 2021