a

Mamá, ¿por qué nos vamos?

SIN MIEDO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Mamá, ¿por qué nos vamos?”, fue una de las preguntas que cientos de niños y niñas han hecho a sus padres desde hace una semana que comenzó la invasión a Ucrania, narró una reportera de BBC.

Las niñas, niños y adolescentes han perdido su paz, su tranquilidad, su hogar; desconocen cuándo volverán a sus casas, si volverán a ver a sus padres, dado que muchos de ellos se han quedado en Ucrania para luchar por su nación, dijo la reportera ubicada en la frontera con Hungría. Donde miles de mujeres y niños estaban formados para cruzarla.

“Vine a Hungría con mis dos hijas. Las dejo con familiares que están esperando aquí en la frontera y regreso con mi esposo”.

“¿Tienes miedo de volver?”

“Honestamente, no tengo miedo. Sólo me preocupo por mis hijas, eso es todo. Veo que las cosas no son buenas para Ucrania, pero no puedo dejar mi país. Tenemos que ser patriotas. Mi esposo está listo para proteger a Ucrania, si es necesario, para el futuro, para nuestros hijos. No quiero, pero debemos salvar nuestro país”, dijo Victoria a BBC, tras llegar desde Irshava, Ucrania.

Las imágenes de padres y madres dejando a sus hijas e hijos son lamentables; ningún padre debería dejar a sus hijos para enlistarse para una guerra, no cuando el mundo entero quiere paz.

Los desplazados de las guerras, de la violencia, le arrebatan a nuestra niñez lo más violoso que tienen, su familia, su hogar. Desconocen si al regresar a su país encontrarán igual su casa o ya no existirá, peor aún, desconocen si estarán sus papás o alguno de ellos.

Las naciones del mundo se han unido para exigir la paz, para rechazar la invasión a Ucrania, para pedir un alto a los ataques militares, nadie en su sano juicio quiere vivir una guerra, todos, o por lo menos la gran mayoría, deseamos ser constructores de paz.

Las heridas sociales que deja una guerra nos recuerdan que es urgente trabajar por un mundo donde la niñez viva y crezca en un entorno de paz y no de odio.

De acuerdo a Save the Children más de 400 mil niñas y niños en Ucrania requieren de asistencia humanitaria.

Frente a un escenario tan desalentador, nos corresponde a la comunidad internacional alzar la voz, exigir diálogo, y ayudar a construir paz.

El mundo necesita paz, México necesita paz. Líderes que unan, no que dividan. Por eso me sumo y hago votos por el cese de hostilidades en Ucrania y para que pronto se restablezca la paz.

No es tarde para poner un alto a los discursos de odio, a las hostilidades por pensar diferente, a las agresiones por ser opositores, a las amenazas por no alinearse a un gobierno. Nunca es tarde para ser constructores de paz.