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Mónica Garza

Infiernos esperando mexicanas lejos de casa

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.Imagen: La Razón de México
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Buzos en lagos, perros rastreadores, revisiones en hospitales, cuadrillas de voluntarios y patrullajes, no han rendido frutos en la búsqueda de María Fernanda Sánchez, la joven queretana de 24 años que estudiaba su maestría en Berlín, Alemania, y un día simplemente no volvió al departamento que habitaba.

María Fernanda Sánchez, en una foto de archivo.Foto: Especial

Se emitió la ficha amarilla por parte de la Interpol para fortalecer la búsqueda de la mexicana en 194 países, mientras sus padres en un comunicado expresaron “Tenemos la esperanza de encontrar a nuestra hija sana y salva”. Todos lo deseamos…

En la ficha de búsqueda emitida por la policía alemana, se hace referencia a que María Fernanda podría encontrarse en una “situación psicológica excepcional”. Dicha descripción llama la atención porque incluso en una Mañanera, el presidente López Obrador se refirió al caso como “una situación especial”, por la que prefería reservarse la información obtenida.

Todo el panorama obliga a echar una nueva mirada sobre la situación de violencia que viven muchas mujeres mexicanas en el extranjero, recordando inevitablemente casos como el de Jessica Astorga, que en 2018 fue asesinada en su departamento de Lyon, Francia, por su esposo, quien intentó disfrazar el crimen de suicidio.

Ese mismo año Berenice Osorio fue apuñalada por su pareja en su domicilio de Bélgica, donde murió dejando huérfanas a dos niñas, y donde el responsable reconoció haberla atacado durante una pelea.

El año pasado, no menos sonado fue el nombre de Paola Schietekat, mexicana condenada por la justicia de Qatar a cien latigazos, luego de denunciar una agresión a manos de un conocido que entró durante la noche y por la fuerza a su domicilio.

Pese a las huellas de violencia en su cuerpo, su victimario aseguró que tenía una relación con la mexicana, quien fue acusada, conforme a la ley islámica, del delito de relaciones sexuales fuera del matrimonio.

La condicionaron a casarse con su agresor para librarse de la pena impuesta y logró salir de aquel país gracias a la intervención del consulado mexicano en Doha. El atacante sigue libre.

Mucho más reciente es el caso de una turista connacional de 27 años que denunció haber sido violada por un grupo de 5 hombres en los alrededores de la emblemática Torre Eiffel, en París.

Los sujetos fueron detenidos el pasado 28 de julio y liberados un día después. Se informó que la investigación está en curso, pero todos están libres.

En 2022 el número de agresiones físicas y verbales contra ciudadanos y ciudadanas mexicanas en el extranjero aumentó 27%, pasando de 277 casos en 2021 a 354 (hasta noviembre pasado), según la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Como en muchas otras situaciones, las mujeres son las más afectadas; en la última década los consulados brindaron asistencia a 9 mil 968 mujeres y a 5 mil 70 hombres.

Estados Unidos, España, Francia, Alemania, India y Turquía son las naciones que más agresiones registran, desde ataques verbales, hasta asesinatos.

Sobre la violencia en la pareja, Alemania, España, Francia y Bélgica son los países donde más se incrementaron estos crímenes y donde ha incrementado la migración de mujeres mexicanas.

Datos de la OCDE revelan que hasta 2020, la migración mexicana en el viejo continente fue mayormente femenina, casi 73 mil mujeres (el 59% de los migrantes de nuestro país) se concentraban en países europeos (España, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Suiza y Bélgica).

En el informe “El Infierno Lejos de Casa” elaborado por el Pulitzer Center, señala que “entre enero de 2011 y diciembre de 2021 la red diplomática y consular del gobierno mexicano ha brindado asistencia y protección a 388 mujeres víctimas de violencia doméstica.

Esto significa que en promedio, cada mes, tres mexicanas requieren protección consular por este motivo dentro de los países que integran la Unión Europea, además del Reino Unido y Suiza.”

La impunidad es un lenguaje universal, porque ni los países de primer mundo se salvan de caer en acciones de revictimización y violencia institucional.

“El día en que Noehmi Torres, originaria de Monterrey, se presentó frente al juez en Valencia todavía con moretones visibles en el rostro, por la última golpiza que Manuel, su marido español, le había dado, el magistrado la confrontó:

‘Como ya tienes al español, ¿ya no te hacen falta los papeles verdad? Por eso ahora te dedicas a denunciarlo’”, describe el documento de Pulitzer Center.

Así que al igual que en nuestro país, este fenómeno en crecimiento se fortalece gracias a los monstruos de sistemas insuficientes o autoridades ineficaces para atender estos casos con perspectiva de género, en un mundo donde la violencia contra las mujeres tiene pasaportes de todas las nacionalidades.