Vigorosa réplica desde el epicentro del INE a la columna del sábado “SHCP a INE, ¿jaque mate? (https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/carlos-urdiales/shcp-ine-jaque-mate-467263)”. En el Consejo General y en su estructura perciben una defensa pública del instituto como nunca se había visto.
Los embates por activas y pasivas del régimen en contra del órgano autónomo del Estado no cesan. Machacan a los árbitros electorales porque ganan mucho, argumento que se devalúa ante la falta de dimensión y el desprecio a su autonomía, historia y relevancia.
Lo que destacan desde el INE es su cohesión, valoran la pluralidad de sus integrantes y celebran la convicción colectiva que ha construido acuerdos unánimes, como el de la solicitud de recursos adicionales a la Secretaría de Hacienda. Quienes apostaban por su ingobernabilidad, perdieron.
Ante tribunales el INE adquirió blindaje jurídico para llevar a cabo una revocación de mandato disminuida sin incurrir en responsabilidades, ésas sí, que darían pie a procesos legales en su contra. Aquilatan la pulcritud de su técnica jurídica que desmonta la estridencia retórica.
Quizá nadie en el INE espera que el Poder Ejecutivo ordene partidas extraordinarias para la revocación de mandato, pero la falta de calidad en las “recomendaciones” para que a golpe de austeridad encuentren más de 2 mil 900 millones de pesos, que presentó la semana pasada la Subsecretaría de Hacienda, les regaló parque irrebatible para esta mala escaramuza.
Es cierto, el Presidente López Obrador regresó recuperado de su Covid-19, y sin empacho alguno retomó esa receta presupuestal plagada de imprecisión y errores primarios. Cada uno en lo suyo, la política en la retórica y la legalidad con los datos.
Así, los faltantes previsibles en la ejecución de la revocación de mandato serán imputados al INE por parte de los porristas de la Cuarta Transformación, pero imputables jurídicamente al Congreso y al Ejecutivo por la insuficiencia de recursos. Al tiempo la historia dictará sentencias.
El tema de la denuncia penal lanzada en contra de las consejeras y los consejeros, que forzaron la intervención de la SCJN y el TEPJF por el morenista presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, queda como impronta del talante de cierta falange autoritaria dentro de la Cuarta Transformación, intransitable al interior de la FGR, el lance retrata a quien lo impulsa.
Que en encuestas el INE ronde el 65 por ciento de confianza ciudadana y compita contra la popularidad presidencial, alimenta su espíritu de cuerpo. Cohesiona al personal de la institución, por encima de esta coyuntura que alivia los apetitos viscerales de algunos personajes en su contra.
En el INE reconocen la complejidad de la empresa, la responsabilidad por hacer que el Estado de derecho predomine por sobre el contexto partidista y sectario, es enorme y demanda la suma de todos los talentos y capacidades colegiadas.
Saben que es una pelea entre desiguales, pero el marcador, en términos objetivos, los favorece, estimula a la seriedad del encargo asumido.