El cardenal Tolentino en México

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

El cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y Educación del Vaticano, visitó México del 19 al 28 de septiembre.

La agenda de actividades del cardenal Tolentino fue intensa. Visitó las ciudades de Puebla, México, Guadalajara y Monterrey. En cada una de esas localidades tuvo encuentros con grupos de universitarios, educadores, intelectuales y promotores de la cultura. Me parece que los diálogos que entabló el cardenal Tolentino con todos esos actores fueron provechosos y esclarecedores. En cada una de esas ocasiones, el cardenal Tolentino enfatizó que la educación y la cultura siempre deben poner al ser humano en el centro de su atención. Ante los fenómenos contemporáneos de la posmodernidad, el transhumanismo y la posverdad, no podemos olvidarnos del fenómeno humano en su matriz más profunda. Eso no significa que impongamos una visión uniforme del ser humano, sino que por medio de un diálogo respetuoso entre las culturas podamos coincidir en los rasgos que mejor nos definen. El Pacto Educativo Global propuesto por el Papa Francisco responde a esas exigencias.

No se puede dejar de señalar la excelente organización de la Dimensión de Pastoral Cultural y Educativa de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Se puede decir que el recorrido que hizo el cardenal Tolentino por el país le dio un panorama muy completo de nuestra realidad y le permitió dialogar con grupos muy diversos. En la agenda apretada del cardenal Tolentino hubo tiempo, incluso, para que hiciera algunas visitas culturales, como la que realizó al Museo Nacional de Antropología.

El discurso del cardenal Tolentino a los miembros de la comunidad educativa y cultural de México fue uno de esperanza. Ante los problemas del cambio de época, repitió el cardenal Tolentino, debemos tener la esperanza de que la humanidad saldrá adelante de sus problemas. Las amenazas del mundo actual son muchas: la destrucción ambiental que pone en riesgo la sobrevivencia de la humanidad, la polarización política que ha puesto en crisis a los gobiernos democráticos, el avance incontenible de la Inteligencia Artificial que no sabemos hasta dónde nos llevará. No obstante, sin dejar de estar conscientes de la gravedad de esos problemas, no debemos dejarnos caer en el pesimismo, el escepticismo o el relativismo. Hay que tener confianza en las capacidades del ser humano para resolver sus problemas. Mientras siga viendo hacia arriba, la humanidad tendrá esperanza.

Nota: al escribir este artículo me entero de la terrible noticia del asesinato del sacerdote jesuita Marcelo Pérez, párroco de la Iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas. El homicidio del padre Pérez se suma al de los sacerdotes, también jesuitas, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, el 20 de junio del 2022 en la sierra tarahumara de Chihuahua. Esta situación de violencia y de indefensión no puede prolongarse más.

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