La amenaza

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Se dice que con Sheinbaum (calificada de marxista), en la Presidencia, y con Morena con la probable mayoría calificada en el Congreso de la Unión, se dan las condiciones para las expropiaciones de empresas privadas (objetivo de cualquier marxista), que pueden tener lugar sin necesidad de que Morena tenga la mayoría calificada. Basta echar mano del párrafo cuarto del artículo 28 constitucional (muchas veces comentado en estos Pesos y Contrapesos).

Según la Constitución, basta que el Congreso de la Unión expida una ley, y que el Poder Ejecutivo la promulgue, que diga que este o aquel sector de la actividad económica es considerado estratégico, para que tenga que ser expropiado y gubernamentalizado (gubernamentalizado, no nacionalizado, es la palabra correcta), porque en el párrafo quinto, del artículo 25 constitucional, se dice que los sectores estratégicos, señalados en el párrafo cuarto del artículo 28 de la Constitución, deben estar en las manos exclusivas del sector público, deben ser monopolios gubernamentales. Y para expedir una ley no hace falta la mayoría calificada (dos terceras partes), bastando con la absoluta (la mitad más uno, siempre y cuando haya quórum). Y para promulgarla basta que el presidente quiera.

¿Cuáles son los sectores estratégicos de la actividad económica? Los que expresamente señalen las leyes que expida el Congreso de la Unión, es decir, cualquiera, lo cual quiere decir que el derecho de propiedad privada sobre los medios de producción no está, ni plenamente reconocido, ni puntualmente definido, ni jurídicamente garantizado, algo propio del Estado de chueco, antítesis del Estado de derecho, que es Estado de justicia, de respeto a los derechos, por lo que el Estado de chueco es Estado de injusticia, de violación de derechos.

Hay quienes creen, equivocadamente, que la única causa de expropiación en México es, según el segundo párrafo del artículo 27 de la Constitución, la utilidad pública. En dicho artículo leemos que “las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública,” lo cual no es cierto, ya que, según el párrafo cuarto del artículo 28 constitucional basta que el Congreso de la Unión expida una ley, y que el Poder Ejecutivo la promulgue, en la que se diga que este o aquel sector de la actividad económica es considerado estratégico, para que tenga que ser expropiado y gubernamentalizado, lo cual genera una inseguridad jurídica inaceptable que, al parecer, no inquieta mayormente a los empresarios, quienes, hasta donde sé, no han hecho el más mínimo intento, como gremio, para eliminarla de la Constitución.

(He dado cientos de conferencias en foros empresariales y siempre menciono el tema, y todo me indica que por una oreja les entra y por la otra les sale. El capitalismo de compadres, ¿será suficiente para ponerlos a salvo de las posibles expropiaciones? A ver si no acaban pagando caro su desinterés en el tema).

Si Sheinbaum es marxista, y los marxistas están, por lo menos, a favor de los monopolios gubernamentales en los sectores estratégicos de la economía, está la mesa puesta para que, sin la necesidad de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, puedan expropiarse y gubernamentalizarse los sectores que, a juicios de la mayoría absoluta de los legisladores, sean considerados estratégicos.