Contra el infarto

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El 50 por ciento de las muertes en nuestro país son provocadas por infartos, diabetes y cáncer. Durante el primer semestre del 2023 fueron poco más de 97 mil los mexicanos que perdieron la vida a consecuencia de dolencias cardiacas; se calcula que anualmente son más de 220 mil personas las que mueren por esta causa. Con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, si comparamos estos números con los registrados en 2022, existe un descenso en la cifra más reciente.

Frente a estos números, las instituciones del sector salud mexicano intentan prevenir y atender satisfactoriamente a los pacientes que sufren o podrían sufrir una muerte por infarto.

Desafortunadamente, grande es la irresponsabilidad de los pacientes que alimentan estas causas de muerte, a través del incremento de ciertos factores de riesgo como la presión alta, el colesterol elevado, la diabetes no controlado y el tabaquismo. Específicamente la hipertensión arterial se está presentando en edades más tempranas, producto del sedentarismo, la mala alimentación y el abuso de las bebidas alcohólicas y el tabaco.

Frente a los 97 mil fallecimientos citados, entre muchas otras acciones, el Código Infarto es un protocolo de emergencia planeado y ejecutado por el Instituto Mexicano del Seguro Social que asegura un diagnóstico atinado de infarto en menos de 10 minutos, además de la atención de este tipo de pacientes satisfactoriamente en corto tiempo.

Frente a este gran problema que afecta no sólo a pacientes mexicanos, un grupo de investigadores suecos han creado un sencillo cuestionario para uso doméstico que permite identificar rápidamente el riesgo elevado de sufrir un infarto. El cuestionario está compuesto por 14 preguntas que se responden en cuestión de minutos, mismo que permite detectar con éxito a un 65 por ciento de los pacientes en riesgo de infarto.

Como en todos los grandes problemas que nos aquejan, es la prevención la clave para evitarlos. Será necesario cambiar de manera drástica los hábitos para evitar que sea necesario diagnosticar y atender a los candidatos a un infarto. Es necesario mejorar la dieta, privilegiando los ingredientes naturales y el adecuado balance entre proteínas, carbohidratos y grasas, disminuyendo drásticamente el consumo de éstas últimas, de los alimentos altamente procesados y con elevadas cantidades de azúcar. De la mano, es necesario emprender una cruzada nacional por la actividad física, incentivando en todos los sectores sociales la práctica de ejercicio, lo que permitirá un gasto calórico importante que redundará en pérdida de peso. Por último, es necesario disminuir sensiblemente el consumo de alcohol, tabaco y drogas que incrementan el riesgo de sufrir un infarto.

Desafortunadamente, la señal más contundente de que debemos cambiar nuestro estilo de vida radicalmente, es que el 75 por ciento de la población mexicana adulta y el 35 por ciento de la población infantil de misma nacionalidad, viven con sobrepeso y obesidad. A prevenir, para evitar, resolver y vivir mejor.